GANE BITCOIN

domingo, 29 de noviembre de 2015

Totalmente Mía.

Tu mirada se fundía con la mía aquella noche, estábamos casados, fue un día largo y un poco agitado pero al fin lo habíamos logrado, después de tantos años luchando, superando batallas juntos, creciendo, eramos ya marido y mujer casados, hechos el uno para el otro pero esto no podía acabar aquí, en solo un día especial, eras mía pero necesitaba mas.

Nos habíamos escapado y recuerdo esa risa picara desde que salimos de la fiesta por la puerta de atrás con ayuda de mi hermana, tan rebelde siempre, amaba como se te veía ese vestido negro que hacia que tu piel morena resaltara y brillara como la arena de la playa en las noches.  Subimos a la suite que habíamos apartado y al fin eramos tu y yo solos ese día, nuestro día, te abrace y me fundí contigo en ese abrazo, suspiramos juntos y sabíamos que eramos el uno para el otro, casarnos fue la mejor decisión que pudimos tomar.

Me besaste suave y nos entregamos, estábamos ahí para ser el uno del otro en cuerpo y alma, acariciabas mi espalda y sonreías besándome, tan atrevida, te mire y solo pude decirte cuanto te amaba y te di todo de mi.  La suavidad de tus senos acuno mi pecho, te apreté contra mi y seguí despertando sensaciones en ti como tu en mi.

Tu vestido se deslizo por tu suave piel, sentía como se erizaba rozando la mía y me quitabas la camisa lento metiendo la mano entre ella tocando mi pecho, tus manos cálidas me hacían arder la piel y decidí tocarte mas, tus senos fueron mi objetivo, los desnude y apreté como tanto te gusta, fui directo a tus pezones lamiéndolos y presionándolos con mis labios, estaban tan duros, fríos y con ganas de mas, mordisquee y dejaste escapar un gemido de esos que me hacia perder la cordura logrando que mi erección no dejara de crecer bajo mi pantalón y adivinaste mi urgencia, lo liberaste abriendo mi pantalón bajándolo con fuerza, ''esa es mi chica'', tan atrevida, tan mala pero indefensa.

Esa noche parecía no acabar, toque cada centímetro de tu cuerpo como tu tocaste el mio, sudamos como si camináramos en el sahara pero sin duda de ser así hubiese sido la mejor caminata de mi vida.  El sol se asomo aquella mañana por la ventana, estábamos ahí, felices, juntos, ya nada nos podia separar mas que la muerte.  Comenzamos este nuevo reto juntos en el que estoy seguro la pasaremos de maravilla...

No hay comentarios:

Publicar un comentario